09 marzo, 2015

La verdadera historia de los trenes indios



Dicen que la máxima experiencia de estar en India, la quintaesencia de un viaje por el subcontinente, es desplazarse en tren. Sí, viajar en tren es genial y ya que uno capta algo así como el modus operandi se puede convertir en el lugar más acogedor que se puede encontrar en ese loco país. Sin embargo, viendo todo con cierta distancia ahora, a un mes de haber vuelto, periodo fundamental que necesita cualquier persona para asimilar todo lo visto, personalmente no estoy tan seguro de que ésta sea la "experiencia máxima" de viajar en India. Quizá habría que echarle una revisada a muchas otras cosas que pueden tener la capacidad de acercar al viajante mucho más a la vida diaria de un lugar, de aproximarlo más a las personas y a la cultura local.

Sin la intención de ser pesimista, creo que primero habría que pensar en la no muy corta lista de tareas que implica poder viajar en tren. Es necesario, para empezar, localizar el itinerario del tren que se necesita, por ejemplo a través de cleartrip.com o en el libro que se vende en todas las estaciones con los horarios de todos los trenes, y tener bien claro el horario que más se ajusta al itinerario deseado. Luego habría que decidir la categoría en la que se pretende viajar: 1AC, pocas veces disponible y desconocido por mi; 2AC, convenientemente con poca gente en cada vagón y cortinas en cada litera; 3AC, cómodo y siempre lleno de turistas y clasemedieros indios, con ocho pasajeros por cabina. Si se trata de un viaje nocturno habrá sábanas más limpias que las de cualquier hotel y una cobija que estuve a punto de robarme de lo buena que era; SLEEPER, también con ocho lugares por cabina sin que las literas puedan convertirse en asientos, generalmente disponible en los viajes nocturnos. CHAIR CAR, muy pocas veces disponible, prácticamente solo en traslados entre el llamado "triángulo dorado" entre Delhi, Jaipur y Agra. Algo más caro para ser solo un asiento tipo autobus pero que vale la pena pues incluye el servicio a bordo de lunch, té, comida y bebidas. Nada mal. Y finalmente GENERAL, es decir, sin asientos asignados, sin aire acondicionado, sin sábanas y muy probablemente con mucha, mucha gente aplastada.

Si la suerte continúa a favor y se logró encontrar asientos vacantes en el trayecto, horario y categoría deseados lo más aconsejable es cruzar todos los dedos disponibles para que no se agoten antes de poder concluir con la compra. Después, yo creo que lo más sensato sería localizar una estación que cuenta con ventanilla especial para turistas, si uno gusta de facilitarse la vida, en dónde se podrá realizar la compra con la mayor de las tranquilidades; uno también puede hacer una larga, larga fila en las ventanillas regulares en donde probablemente no entiendan lo que uno quiere decir o, si no queda otra opción, arriesgarse a comprar el boleto con un agente de viajes o con el encargado del hotel, sabiendo que probablemente cualquiera de ellos tratará de verle a uno la cara. Ya que se tiene el boleto comprado, hay que asegurarse que el asiento aparece como CONFIRMADO (CFRM) y no en "Reservation against cancellation (RAC)" o, peor aun, en "waiting list (WL)". Si no queda más que la última opción, sería prudente procurar que no sean más allá de cinco o diez números en espera, si no se quiere acabar con los nervios de punta y las uñas todas mordidas a la espera de conseguir un numero confirmado.



El día del viaje se necesita estar en la estación a la hora adecuada, es decir al menos media hora antes, revisar que el tren no se haya retrasado y encontrar el anden correcto. Después, localizar el vagón o coach que aparece en el boleto y el punto de la plataforma o andén en el que se va a detener. Esperar. Comprar un chai del stand oficial de la Indian Railway Company por cinco rupias y esperar un poco más. Si se viaja de día no habrá que preocuparse por la comida, siempre aparecen vendedores dentro de los vagones. Menos habrá que preocuparse por el pani (agua) o el omnipresente chai. Pero si se viaja de noche lo mejor será llevar el alimento propio que se puede adquirir en muchos establecimientos oficiales (y no tanto), dentro y fuera de la estación, cuidando que al trasladarlo no se derrame porque ese curry no sale tan fácil de la ropa y en la mochila probablemente queda poca limpia. Cuando el tren llegue al andén es indispensable subir al vagón correcto y localizar el lugar exacto, teniendo cuidado de no errar en la categoría ya que normalmente no es posible deambular entre una y otra por dentro del tren. En este punto hay que rogar al karma que el asiento no esté ocupado por una familia de indios (sí, porque son de India) que pagaron tres boletos y viajaron ocho, con dos maletas cada uno en el mejor de los casos. Si es así, uno puede colocar su mochila debajo del asiento que tenga espacio y sujetarla con una cadena a algún punto fijo, descalzarse y esconder los zapatos en algún rincón para disponerse a descansar por el resto del trayecto, recostado en la litera, siempre y cuando se haya tenido todavía un poco más de suerte y se cuenta con la litera del medio o de la parte más alta, siendo ésta última la favorita de la mayoría de los viajeros experimentados. Si no fue éste el caso y se cuenta con la litera más baja es probable que se deba pasar el resto del viaje sentado, compartiendo la banca con más personas de las que apropiadamente debieran, que más que molestarse, responden con una cara de extrañeza, seguida de una sonrisa, cuando se les solicita que busquen su lugar correspondiente, señalándoles insistentemente que ese lugar está pagado y asignado. Llegado a ese punto, se corre el riesgo de que aquellos con los que se comparte el espacio personal dejarán de ser desconocidos y se convertirán en buenos compañeros de viaje, de esos que uno hace por montones cuando se está vagando por el mundo y que son la felicidad más grande en el camino. También se corre el riesgo de que el tren se detenga a la mitad de la nada y se retrase horas y más horas, tiempo que uno aprovechará para conocer gente, platicar, tomarse fotos y fumarse uno que otro beedie. Son altas las posibilidades de que ellos mismos alcancen el título de amigo y que al volver a casa, semanas adelante, uno pueda seguir en contacto con ellos por medios electrocaligráficos. O ¿por qué no? hasta se puedan unir uno que otro destino.

Pensándolo bien, no se sí viajar en tren sea la experiencia por excelencia, pero sí sé que es una de las mejores cosas que uno podría hacer, y sobre todo, el mejor modo de transportarse en India. Ya hasta estoy extrañándolo.

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La primera foto es de uno de los trenes más famosos de India, el Darjeeling Himalayan Railway o "Toy train" que fue construido en el siglo XIX, con máquina de vapor y que actualmente sigue funcionando. Una maravilla. 

La segunda es una típica aglomeración de indios. En este caso es frente al amanecer en la Colina del Tigre, a las afueras de Darjeeling. Todo un espectáculo de colores en el cielo.