18 abril, 2013

El sabor de la felicidad.

¿A qué sabe la felicidad?¿En que consiste la memoria culinaria? ¿será el momento el que hace una buena comida o una buena comida hace un buen momento?

Pues yo no sé las respuestas a esto, pero de lo que estoy seguro es que hay comidas, sabores e ingredientes que jamás olvidamos y que nada más recordarlos nos hace sonreír. Yo, la verdad, estoy más que convencido de que la mejor cocina de todas es la que no resulta pretenciosa. Sencilla, reconfortante. Y ¿Por qué? Porque une sabores simples en la forma correcta. No cualquier sabor, claro está, pero no hay necesidad de enredarse en las cosas complicadas. ¿Cuantas veces no nos hace sonreir (y babear) el recuerdo de una simple sopita de cebolla o una tostada con crema? ¿Que tal una sencilla paleta de limón (pero de las buenas, naturales, de hoja) o un nopal recién salido del asador? De ahí parte todo, de los sabores simples pero no por eso menos fascinantes, que al combinarse forman otros aún mejores. Justo en estas ideas se basa mi más reciente lectura culinaria llamada "Rapsodia Gourmet" de Muriel Barbery. Si, porque no todo lo que se publica de cocina son recetarios.

Pues éste, resulta un libro que podría enamorar al más insípido de los comensales ya que se enfrasca en la búsqueda de un famoso, el más aclamado crítico gastronómico del mundo, por encontrar el sabor de la felicidad, o lo que sea que se le acerque más, casi en el lecho de su muerte. Así, en menos de dos días recorre los laberínticos recovecos de su memoria culinaria, y no tan culinaria, para ir repasando esos sabores que lo hicieron feliz, los sabores más sencillos de su vida; y es en este recorrido en donde logra contagiar al lector de la pasión por la comida a través de una casi poesía en prosa alrededor de cada ingrediente y cada bocado.

La verdad no es mucho lo que se encuentra comercialmente sobre literatura gastronómica que no sean recetas repetitivas diseñadas para amas de casa siempre con prisa, pero el libro de Barbery es realmente bueno e innovador, desde mi punto de vista. Además no deja de tener ese encanto medio romántico que los franceses no pueden ocultar por la cocina y que yo creo que los mantiene como los reyes de la gastronomía barroca.



Masa de pizza

Desde hace tiempo he estado adentrándome en este rollo, que siento que se va perdiendo poco a poco, de reutilizar los sobrantes de comida. Cada día las personas tienden más a comprar más comida de la que necesitan, comer hasta hartarse y lo que sobra tirarlo a la basura. Que horror. Ya poco queda de la romántica idea de disfrutar un pequeño postre, sin posibilidad de repetir, y quedarse con ese antojo hasta la siguiente ocasión en que uno lo encuentra.

¿Qué sucedió con esos platillos maravillosos que se basan en lo quedó de la cena de ayer? Yo creo que esos son los mejores y, sin embargo, ya cada vez se hacen menos. Eso que ahora resulta que se trata de "cocina de crisis" es algo que en realidad ha existido siempre. Claro que aumenta en tiempos de crisis como guerras y esas cosas terribles, pero no porque no haya guerra debemos olvidar esas fantásticas recetas.

Es por eso que hoy, y aunque un poco tarde, les dejo la receta de masa para pizza que prometí en mi último post. Y ¿qué tiene que ver? pues que las pizzas son una de las maneras más sencillas y sabrosas de "reciclar" comida. No hay combinaciones malas ni ingredientes prohibidos. Todo se vale y al final, si no te gusta, no la hagas de nuevo, ja!

En fin, ésta es una maravilla de masa porque de verdad que se hace en 5 minutos y, si se deja levar el tiempo suficiente y a la temperatura adecuada se logra una textura esponjosa y suave. Deliciosa.
Yo normalmente hago tres o cuatro pizzas medianas como para cenarme una completa! pero pueden salir dos familiares.

Ingredientes
3.5 Tazas de harina
1/2 cucharadita de sal
15 gr o una cucharada raza de levadura seca o en polvo.
2 cucharadas de aceite de oliva, de preferencia virgen extra
350 ml de agua tibia
1 cucharadita de azúcar

La preparación es muy sencilla, y si han hecho pan o han leído alguno de los post de Pablo o míos sobre pan ya sabrán que se hace una fuente con la harina, la sal y la levadura. En el centro se agregan el agua, aceite, azúcar; se mezclan primero los ingredientes al centro y se va integrando la harina hasta formar una masa suave. Ésta se trabaja hasta que se despegue de la mesa, y sea una masa lisa y elástica.
A continuación se engrasa un bowl, se coloca la masa en el bowl y se deja levar con un trapo húmedo o una bolsa de plástico encima.
Aquí lo importante es que se deje en un lugar cálido y sin corrientes de aire. Lo que buscamos es que la levadura empiece a trabajar para que la masa doble su tamaño. Aproximadamente una hora y media.
Cuando vean que está enorme, saquen la masa, presionenla con el puño para sacarle el aire. Se corta la masa en el número de pizzas que van a hacer y con un rodillo enharinado se hacen discos de 1 cm. de grosor o si prefieren las pizzas delgadas y crujientes un poco menos.
Para hornear las pizzas hay que tener el horno muy caliente, incluyendo la charola de horno donde van a colocar la pizza, y dejarlas dentro por unos 15 minutos o hasta que se funda el queso.
Hay recetas que recomiendan hornear las masas solas por la mitad del tiempo para conservarlas y usarlas en otro momento, sin embargo a mi no me gusta hacer esto pues la masa ya no se infla y esponja como si estuviera recién hecha, aunque es cosa de gustos.

Recuerden: LA COMIDA NO SE TIRA A LA BASURA!!!!
Bon apettit!