27 octubre, 2014

Holbox con bajo presupuesto, segunda parte



Ésta es la segunda parte de la mini guía de El Glouton para ir a Holbox y disfrutar de una fantástica semana en una isla paradisiaca, con un presupuesto corto, o mejor dicho, sin gastar la mitad de tus ahorros para la vejez. En la primera parte ya describí la que me parece la mejor forma de llegar, paso a paso, desde la Ciudad de México, y algunas de las opciones que se pueden encontrar para hospedarse, sin duda información importante. Sin embargo, en esta segunda y última parte les contaré sobre lo esencial, lo mero bueno: la comida y el entretenimiento en la isla. 
Ahora sí, después de las varias horas de camino, se encontrarán en una isla habitada por poco más de un millar de personas, de 40 km de largo por 2 de ancho, 32 km de arena blanca y con un mar que parece alberca inflable, es lógico que lo primero que van a querer hacer es correr como niños hacia la playa. Así que vez instalados en un hostal, villa, habitación o dormitorio, es momento de dejar la mochila junto a la cama, ponerse el traje de baño, aplicarse una generosa cantidad de protector solar y salir a conocer la isla. 
Lo primero que se preguntarán es ¿y ahora a dónde voy? No importa si su hotel está ubicado cerca del centro o en una zona más alejada, lo más recomendable es darte una vuelta al muelle, ubicado justo al centro de la playa habitada. Para llegar solo hay que seguir la calle principal del pueblo hacia el lado opuesto de dónde desembarcaron del Ferry, no hay pierde, al final del camino verán un llamativo altar a San Telmo, protector de los pescadores. Además de ser un lugar excelente para refrescarse con la brisa de la tarde y para huir de los mosquitos que salen puntualmente al meterse el sol, el muelle es un excelente punto de referencia para ubicarse en la isla. 

Altar a San Telmo, cerca del muelle central.

Para ubicarse
Primero, si son uno de esos necios como yo que creen que teniendo un mapa estarán más seguros y podrán llegar a dónde quieran, pueden conseguir uno en la caseta de información del muelle sur, junto al desembarco del Ferry, pero créanme que no les hará falta. En realidad es bastante sencillo ubicarse (y lo digo yo que me pierdo dentro del mercado de Coyocán). Lo más importante: la plaza central, dónde podrán encontrar un cajero automático de Bancomer funcionando 24 horas, hoteles, fondas y restaurantes, una farmacia (a media cuadra), algunas tiendas y después de que el sol se pone, y si el señor tiene ganas de salir, el carrito de las Marquesitas, indispensable. Además está el muelle norte, alrededor de dónde también encontrarán algunos hoteles, restaurantes y sobre todo las palapas dónde se pueden contratar tours con las cooperativas de pescadores. En general todo es realmente cerca dentro del pueblo, incluso los hoteles mas alejados, a los que se puede llegar caminando. Finalmente, quizá podría ser útil recordar al nombre de las calles, quizá alguna que otra dirección, pero la verdad es que todo es tan cerca que ni hace falta y en muchas ocasiones, ni nombre tienen las calles. Es más fácil preguntar a cualquier persona por el hotel o el lugar que uno busca y listo. 

El muelle central, perfecto para ver el atardecer (y librarse de los mosquitos).

Las playas
Para recorrer las playas habitadas no es necesario pagar $50 pesos a un taxi por un recorrido de 5 o 6 minutos, todas se encuentran a una distancia perfecta para caminar. Tomando el muelle como punto de referencia, hacia ambos lados encontrarán alrededor de 1 kilómetro de playa, y una serie de hoteles y "Guesthouses" bastante agradables, con camastros de madera, camas colgantes, palapas y uno que otro changarro de chelas, que les rentarán (la mayoría) un espacio de sombra a cambio de consumir ahí mismo. Nada mal si lo que uno busca es tener un mesero que se aparecerá cada hora, bebidas alcoholizantes a la mano y ver pasar a la gente para un lado y para el otro. Una buena recomendación es que no porque no vean a nadie alrededor de una palapa vayan a pensar que está abandonada o no es de nadie, podría pertenecer a un hotel. Así nos sucedió a nosotros cuando encontramos unas pocas palapitas que pensamos que estaban abandonadas, pues se veían descuidadas y sin gente cerca. "Genial, una palapa gratis", dijimos. La sorpresa fue cuando de quien sabe dónde, debajo de una piedra yo creo, apareció un lugareño diciendo que era su playa y que estaban disponibles para renta por $50 pesos por piocha, sillas incluidas. Todavía nos pidió disculpas por tener que cobrarnos, pero "ya todo está muy caro. Estas sombritas, por ejemplo, cuesta 16,000 pesos cada una, además soy el único mexicano que es dueño en estos días". Yo no tengo ni idea de cuanto cueste hacer una palapa de un metro cuadrado ni si es el último mexicano dueño de un pedazo de arena, pero al menos, 50 pesos por todo un día de sombra y comodidad en la playa, valían la pena.

Un caminante, a lo lejos, sobre el banco de arena. 

Ahora, todo muy bien hasta aquí, pero si lo que quieren (y les recomiendo ampliamente) es buscar areas menos... digamos, turísticas, Punta Cocos, en el extremo izquierdo de la isla, y Punta Mosquito en el derecho, fuera del área poblada, será lo que buscan. Fácilmente accesibles en bicicleta, estos lugares son la definición de playa virgen que aparece en Google. Están alejados de casi todo rastro de civilización pero sin que sientan que están a la mitad de la nada, sin salir de la seguridad de la cobertura del celular, así que podrán subir sus fotos luciendo el bronceado al Instagram. Basta con pedalear unos veinte minutos en el camino casi al borde de la playa y estarán ahí. Hacia Punta Mosquito, pasando el Hotel Las Nubes se toparán con lo que parecería la desembocadura de un río (aunque en realidad es agua salada entrando hacia la isla), un fantástico lugar para descansar bajo la sombra de un árbol, ver aves pasar (y quizá uno que otro cocodrilito) y estar lejos del ruido y de todo mundo.

Isla en la boca del río. 

Otra opción es pedalear una media hora hacia el lado contrario del muelle hasta llegar a Punta Cocos. De este lado los caminos no van tanto por la playa sino más por dentro del terreno, así que no son tan chulos, pero si tienen paciencia llegarán a la mera punta en donde encontrarán lo que los locales llaman "La Laguna". Se trata de un recoveco en el perímetro de la isla en forma de semicírculo, en donde en ocasiones los delfines entran después del atardecer. Chulada. Estos dos fueron mis lugares favoritos de toda la isla. Sin turistas, sin meseros, sin ruido. Solamente nosotros, un buen libro y eso si, un six de cheves.

Diana y yo, junto al río y las bicis rentadas.

Para entretenerse
Quizá estar todo el día tirado al sol como reptil, tomando cerveza y disfrutando de la vida, es algo que todos buscamos en la playa. Pero después de tres o cuatro días seguidos es casi seguro que tendrán ganas de buscar alguno para distraer la ardilla o una que otra actividad física. Primero, si son de esos que les gusta aventarse y brincar sobre la olas, o andar de frescos con sus tablitas de surf, olvidenlo. A lo largo de toda la playa hay un enorme e impactante banco de arena que permite caminar hasta 500 metros mar adentro sin que el agua suba más allá de las rodillas, y con olas que te harán sentir en la tina del baño. Podrán pensar que esto es sumamente aburrido, pero tiene sus ventajas. Si llegan a Punta Mosquito verán que no hay forma de pasar al otro lado del río dado su tamaño. Sin embargo si caminan sobre el banco de arena podrán pasar de largo la boca del río y seguir mucho más adelante hasta encontrar más kilómetros de playas desiertas, pero con un plus: flamingos a tiro de piedra. Y todo esto, sin pagar un solo peso. Además el agua poco profunda permite hacer deportes como el KiteSurf, el Paddleboarding o el Kayak. Todos pueden rentarse en algunos hoteles, es cosa de preguntar por ellos.

El banco de arena, hogar de muchas aves.

Diana disfrutando de las olas de Holbox

Como ya dije, también se pueden rentar bicicletas en varios lugares por alrededor de $150 el día. ¡Nosotros encontramos que en nuestro hotel las rentaban en $60 por ser huéspedes! Así se pueden visitar todos los rincones de la isla con poco dinero. Digo, si tienen ganas, también pueden rentar un carrito de Golf por alrededor de $500 el día. Y bueno, siempre está la opción de echarse unas rolas a grito pelado con algún lugareño despechado en el Karaoke del Viva Zapata bar.

Una pareja de desconocidos recorriendo la playa en Kayak

Y pues para terminar este post debo confesar que resultó más largo de lo esperado, así que los invito a leer la tercera y (ahora sí) última parte de esta mini guía en dónde escribiré sobre delicias como perfectas Marquesitas y salbutes recién hechos, la deliciosa comida en la isla, ¡así que no se la pierdan!


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