25 febrero, 2015

Del slow travel, downshifting y otros inventos modernos que sí me gustan.


En este mundo posmoderno la vida corre cada vez más rápido, nos cuesta más caro y todo parecería que dura menos. Las cosas, los días, se van volviendo cada vez más desechables y ya no hay tiempo para saborear el momento. Ya ni hay tiempo para el ocio y hasta parecería que la vida se nos escurre entre los dedos. Yo no sé a que se deba tal desesperación por hacer todo al mismo tiempo, por morder más de lo que se puede masticar con el afán de acabarse la manzana más pronto. Tampoco se en que momento se derramó el vaso, ni mucho menos cuál fue la gota que lo hizo. Lo que sí se, y estoy bastante seguro además, es que no estoy de acuerdo. No me gusta y no lo quiero para mí ni para los hijos que aún no tengo. Ahora trato de imaginar hacía donde irá el mundo y cómo será en diez o quince años y la mera verdad, no me gusta lo que veo. Pero tampoco sospecho una forma de detenerlo.

Sin embargo no todo está perdido. Surfeando el submundo de lo virtual, recientemente me topé con que existen movimientos como el Slow food International, el Slow movement y otros varios inventos que responden a la vorágine actual. Son una especie de oasis de la "lentitud" donde uno puede refugiarse, al menos mentalmente, de ser atropellado por la vida globalizada. La morfina del mundo que, aunque existe en muchas diversas caras, corrientes, iniciativas, movimientos y versiones, yo creo que todo va hacia el mismo lado: bajarle al acelere.

Dentro de ese universo -ahora casi infinito gracias a la (¿absurda?) idea de siempre tratar de ser diferente e indie -  de movimientos a favor de la falta de prisa, he encontrado el Slow Travel o lo que podría llamar "viajar con calma". Frecuentemente me he topado con agencias de viajes que ofrecen "Europa mágica en 12 días" o "Verano en Asia en 10 días". Y yo me pregunto ¿cómo será que las personas que contratan esos servicios piensan que conocerán todos esos países en tan poco tiempo? ¿Pensarán que de verdad van a tener la más mínima impresión de cada lugar? Afortunadamente todavía se pueden encontrar personas como John, a quien recientemente conocí. Un enorme inglés con acento americano que llevaba un mes, o quizá para estas fechas dos, viviendo en una pequeña y sencillísima pero impecable casa de huéspedes a la orilla del desierto de Thar, en Rajastán. En la casa de Badal, en un pueblo llamado Khuri, la vida es simple, el agua poca y la comida suficiente. Y no hay nada que hacer. Nada si pensamos en los estándares urbanos modernos, claro. Se puede ir a dar largas caminatas por las dunas, leer bajo el sol o echarse una siesta tras otra en la azotea de la casa en dónde no hay ni una silla. Y nadie juzga a nadie; nadie piensa que uno es el más holgazán. Eso es el maravilloso arte del Dolce Far Niente que tanto admiro de los italianos. Eso es el slow travel.


Sin embargo, al mismo tiempo pienso que este tipo de tours están hechos a la medida del esquema actual de éxito personal/profesional que tan fehacientemente tratan de inculcarnos. Esa idea prefabricada de "vida exitosa" en dónde está grabado en piedra que lo que uno debe hacer es trabajar de sol a sol, de lunes a viernes, comprarse miles de cosas que no necesita, guardarlas por siglos en los cajones, y volver a hacer espacio en las paredes para poder seguir comprando los fines de semana. La cosa es cómo escapar de ella; encontrar la manera de "no ser exitoso".

También está el downshifting. Este movimiento (si es que puede llamarse así) comenzó alrededor de la década de los ochentas en Estados Unidos y se trata de buscar restarle estres a la vida. Ahora sí que como dijo Balloo, buscar lo más vital nomás. Tratar de encontrar el balance entre el trabajo y el resto de las actividades en la vida. ¿Quién no ha babeado ante el sueño de dejarlo todo e irse a vivir a la playa? Pues esa es la muy hippie idea del downshift

En fin, si lo que buscamos es encontrar pretextos para bajarle tres rayas a la velocidad, hay de donde agarrarse. Y pues para terminar les dejo una pregunta ¿vale la pena sacrificar todo, tiempo, esfuerzo, familia, las cosas que nos llenan y nos hacen realmente felices para ganar dinero, tener más cosas que no necesitamos? Creo que no para mí. Y como dijo el gran John Muir hace más de cien años, "miles de personas agotadas, con los nervios de punta, sobre civilizadas, se están dando cuenta que ir a las montañas es volver a casa".

***

La primera fotografía representa las lecciones que la vida nos da. En este caso a escasos diez minutos de llegar a Agra, el tren se detuvo cerca de tres horas. 

La segunda fotografía es cuando nos abandonamos al slow travel y nos quedamos en Pokhara muchos más días de lo planeado, descansando, disfrutando. Aquí Diana descansando sobre el lago Phewa. 

Las cinco reglas para comer comida callejera, sin morir en el intento.

Ya sea se viaje, tratando de estirar nuestro presupuesto lo más posible, o de regreso en la ciudad también tratando de extender la quincena al máximo, o quizá ahorrando para el siguiente viaje, siempre estamos buscando la manera de recortar nuestros gastos al mínimo. La vida urbana, (o como decía John Muir, sobrecivilizada) nos deja poco tiempo, y muchas veces energía, para cocinar en casa, así que cada vez somos más los que terminamos comiendo fuera. Cada día escuchó más casos de personas que gastan mucho o todo su dinero comiendo en restaurantes diariamente. Pero aceptémoslo, todos sabemos que la comida callejera es la más barata y, en mi opinión, la mejor. Un buen porcentaje de esos asiduos parroquianos de las fondas piensan que la comida callejera es peligrosa, que se pueden enfermar, y prefieren gastar esa plata en alimentación costosa, cuando en realidad se les hace agua la boca cada vez que pasan junto al puesto de carnitas o de gorditas de chicharrón.  Porque otra verdad es que ¿a quien no le gusta comer fuera, en la calle?  La mejor comida siempre será la callejera, en México o en China.

¿Y qué decir de cuando uno está de viaje? si yo no fuera tan fanático de los puestos de comida, probablemente no habría tenido la fortuna de probar uno de los mejores omelettes de India, ni de conocer la maravillosa historia del Omelette Man. Y pues sí, siempre existe el riesgo de contraer algún bicho polizón, sobre todo cuando uno está de viaje, pero para eso les voy a decir mis cinco reglas de oro para comer en la calle y no morir de un calambre estomacal. 

1. Busco siempre los lugares con más gente. Los locales nunca se van a equivocar. Piénsenlo un poco, si ustedes fueran a comer tacos al puesto frente a la oficina y se enfermaran, ¿volverían al día siguiente? ¿los recomendarían al colega de la oficina de junto? ¡Obviamente no! Sigan a la multitud.

2. Siempre que sea posible, pido aquello que tenga que ser preparado al momento, a la vista de los clientes. Eso evita que me sirvan la horrible comida oreada de las vitrinas o la que tienen ahí ya preparada bajo la mesa. Una buena alternativa para esto es pedir aquello que pueda ser frito de nuevo. No hay bicho que sobreviva a un aceite a 60 grados. 

3. Cuando compro frutas y/o verduras, especialmente cuando estoy de viaje, solamente elijo aquellas que tengan una cáscara que pueda pelar yo mismo, como plátanos, naranjas, mandarinas; o que pelen al momento, como la papaya, mango, jícama, etc. Así evito que las laven con agua-puerca.

4. Siempre prefiero pedir aquello que necesita ser hervido, asado, pasado por aceite (sí señor, a pesar de los triglicéridos) o algo similar. De nuevo el mismo principio, los mugrosos bicharrajos no sobrevivirán a esas temperaturas.

5. No es nada que las abuelitas no nos dijeran, pero procuro no comer mariscos si no estoy en la costa o cerca de un cuerpo de agua ya sea río o lago, a menos que la ciudad o el lugar sea famoso por ese tipo de comida, por ejemplo las empanadas que venden en el Mercado de Pescado de la Nueva Viga. Uff...



Ya decir que busco el lugar más limpio esta un poco de más porque es algo muy relativo, eso y procurar lavarse las manos o cuando menos usar desinfectante en alcohol. Así que ya saben como disfrutar de la mejor y más barata comida del mundo sin sufrir ninguna consecuencia. 
Y como decía Julia Child, Bon Apetit!

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La primera foto es de un puesto de jugo de caña exprimido al momento, en India. La segunda es un pez recién atrapado en la Isla Holbox. 


14 febrero, 2015

La fantástica historia del Omelette Man


Recientemente mi novia y yo regresamos a la vida citadina después de un largo y fantástico viaje de casi tres meses por el norte de India y Nepal. Dejando a un lado la terrorífica idea de volver a la rutinaria vida que impone habitar una de las ciudades más grandes del mundo, sobre lo que quizá escriba más adelante, hemos ido asimilando poco a poco las experiencias, a la gente y todo lo aprendido. Realmente, a menos que se viaje por tiempo casi o totalmente ilimitado, por más que uno trate de llevarla con calma, creo que es difícil tener el tiempo suficiente para ir digiriendo cada momento. Para nosotros eran tantas las cosas que aparecían frente a nuestros ojos, sobre todo en una cultura tan alejada de la mexicana, que era como recibir más emails en la bandeja de entrada de los que podíamos ir leyendo. Sin embargo, después de algunos días de viaje uno siempre cambia de ritmo mental, (en mi caso siempre se me bajan las revoluciones para bien) y comienza a ver un poco más allá de los letreros de hoteles, toilets y souvenirs. Creo que es el momento en el que uno comienza a igualar la cadencia de los días propios con los de la vida local, cuando estamos realmente en armonía con el lugar; cuando empieza el verdadero viaje. 

Conforme nuestro viaje avanzaba hubo varios tópicos que iban saltando a nuestros ojos. La forma de ser la gente, su percepción del espacio personal (o no)  y la manera de comer, por ejemplo. Pero hubo algo que nos llamó mucho la atención y fue el impacto de las guías de viajes en la vida de la gente ordinaria. No la gente que viaja, sino de aquella que permanece sedentaria, viviendo su vida con normalidad. Las personas que viven de los que se mantienen en movimiento. 

En varias ocasiones a lo largo de nuestro viaje, mi novia y yo decidíamos explorar áreas no tan turísticas, después de visitar los must-see, (ja!), y adentrarnos en barrios locales para ver la vida real, no la prefabricada para turistas. Para mi significaba una cosa: probar la comida real, callejera. Comer ahí dónde los meseros que atienden los restaurantes turísticos comen. Ahí es donde está la buena comida. Nuestro modus operandi era buscar puestuchos o locales que tuvieran gente, una de las reglas de la comida callejera, antes de buscar algún sitio recomendado en la guía. Preferíamos tener que elegir nuestra comida de un menú que no entendíamos, (pero que aprendimos a descifrar con el tiempo) o señalando los platos de las mesas vecinas, antes de llegar a un lugar que tuviera hambruguesas y pasas fritas; o peor aún "mexican food" consistente en nachos no muy crujientes con queso frío. Sin embargo, a pesar de nuestros esfuerzos, en no pocas de esas exploraciones lejos de los letreros en inglés, turist information booths y latosos caza clientes, nos encontrábamos perdidos en un mundo de gente ocupada y que casi no hablaba inglés, con un hambre tremenda después de caminar cuatro o cinco horas y sin ningún buen lugar para comer a la vista. Era entonces cuando recurríamos a nuestra obesa Lonely Planet.

Pero ahí estaba lo interesante. Cada que atinábamos a localizar uno de los lugares que aparecían en la guía, descubríamos que estaba lleno de extranjeros, puros mochileros como nosotros. Frecuentemente se trataba de diminutos lugares con unas pocas mesas, o sin mesas en absoluto, con las paredes llenas de firmas, fotografías o banderitas de todos los visitantes y con un producto o platillo estrella que se servía uno tras otro. Muchas veces estos negocios eran llevados por la familia completa y comúnmente estaban a reventar o incluso había fila para entrar. Eso sí, en nueve de cada diez recomendaciones la comida era excelente.

Lo primero que saltaba a la vista era que a las familias que llevaban estos negocios no les iba tan mal. No tenían ropas tan sucias y su aspecto era más aseado. ¡Incluso algunos estaban panzones! signo inequívoco de prosperidad en India. Entonces fue que nos empezamos a dar cuenta de la influencia y la importancia que puede tener un libro para la gente local, más allá del peso que tiene en los viajeros y su experiencia. Más interesante aún si pensamos que se trata generalmente de libros que fueron publicados en otro país, y que muchas veces ni siquiera entienden porque están escritos en otro idioma. Asombrados por este fenómeno comenzamos a preguntar a los que nos atendían cual era su historia.



Así, nos topamos con cafesuchos oscuros y lúgubres que vendían solamente café y los mejores pasteles caseros de Kathmandú, locales diminutos pintados totalmente de azul, con paredes tapizadas de rostros asiáticos, que preparaban los Lassis más atiborrados de fruta (¡y deliciosos!) de India, o con los mejores Thalis y absolutamente el mejor servicio que el subcontinenete nos pudo ofrecer. Hasta que un día, junto al mercado de Sadar, en Jodhpur, que nos tropezamos con el Omelette Man sin saber que era toda una celebridad entre los viajeros.

El dueño de la Omelette Shop empezó en 1974, según nos contó mientras leíamos recortes de periódicos y desayunábamos sus deliciosas creaciones, con un puesto que vendía todo tipo de alimentos. Arroces, fideos fritos o chowmein, sandwiches y, entre todas las opciones, omelettes de huevo. "No vendía más allá de lo normal para uno de esos puestos de comida", nos dijo. "Hasta que un buen día, en 1999, vino un hombre de Lonely Planet, probó mi omelette y le encantó, y así fue como en la siguiente edición de la su guía de India aparecía mi tienda pero especialmente recomendaba mis omelettes. Poco a poco la gente fue llegando y solo ordenaban eso: huevos revueltos, ninguna otra cosa de mi menú, así que con el tiempo fui dejando de vender lo demás. Ahora vendo más de 1500 huevos al día." continuó platicándonos el hombre, parado junto a su tienda que no es más allá de una estufa de fierro con espacio para un sartén, algunos trastos de cocina viejos, unos pocos bancos y pilas y pilas de cartones de huevo. Según siguió la historia, en ese entonces no tenía más que una sola opción de omelette, ahora tiene toda una carta llena de opciones, entre ellas diferentes recetas de masala cheese, distintos tipos de pan y un clientela infinita. Cuando le preguntamos si recordaba al dude de LP nos contestó que no, que jamás supo quien había sido pero que "es la persona con la que más agradecido está en la vida, después de Dios." Ahora lleva el lugar junto con su hijo, es de las personas más famosas de la ciudad, ha salido en innumerables periódicos y revistas locales y programas de televisión, y la gente de los hoteles le pregunta que como le hizo o a quien le pagó para tener tanto éxito. Cuenta con cuadernos en los que los que tenemos la suerte de probar sus creaciones dejamos pequeñas (o no tan pequeñas) notas. De hecho llena uno cada tres meses. Incluso ha expandido el negocio y ahora tiene, ahí junto a las pilas de huevos, una agencia de viajes que "va bien, poco a poco", según nos contó. Lo más curioso de todo es que desde hace varios años, él y su esposa se han vuelto vegetarianos y no consumen huevo. "Recuerdo que mi omelette era bueno, pero ahora ya no lo sé, mi hijo es el que se encarga de eso" dijo sonriendo, al tiempo que nos despedíamos y tomábamos una foto.

La experiencia con este amabilísimo y siempre sonriente hombre nos hizo pensar en cómo es que la recomendación de una guía sobre un restaurante u otro, sobre cierto lugar u otro puede afectar seriamente el flujo de turismo, pero sobre todo tiene el pode de cambiar la vida de la gente. Quizá cuando compramos y usamos una guía en un viaje no tomamos en cuenta la huella que podemos dejar, a pesar de no ir en grandes autobuses con grupos de 40 personas. No se si esto sea algo bueno o malo, y tampoco critico el uso de las guías de viajes, en muchas ocasiones incluso nos salvó el día, solamente creo que es bueno ser consciente de la marca que uno puede dejar en cada lugar cuando viaja. Al final podríamos estar ayudando a cambiar la vida de una persona y de una familia completa.

¿Conocen a alguien a quien las guías de viaje hayan cambiado su vida? ¿Alguna opinión sobre viajar con o sin guía?

La primera foto es Diana con el Omelette Man, la segunda el mejor Thali que probamos en todo el viaje, y lo mejor de todo es que ¡era de relleno ilimitado! Les dejó este video para que echen un ojo a la tienda del Omelette Man. 


02 febrero, 2015

Visa de India para mexicanos


Si estas por viajar a India de mochila o por tu cuenta (esto es sin un tour o agencia de viajes), eres mexicano y no sabes cómo tramitar la Visa, ésta guía te va a ahorrar muchos dolores de cabeza, vueltas a Polanco y hasta dinero. Mi novia y yo acabamos de tramitarla y habría sido fantástico que alguien nos hubiera dicho todo esto antes. En internet no hay mucha información y las guías de viajes siempre están escritas para ingleses, españoles o gringos, por lo que no aplican para nosotros. No te preocupes, aquí te diremos todo lo que necesitas saber. Lo más importante es tener paciencia, mucha paciencia.

Primero que nada, los pasos para solicitar cualquier tipo de Visa son los mismos. En la página de la embajada dicen que el trámite es muy sencillo y que solo se debe llenar el formato de solicitud y presentarse con los documentos correspondientes. No es por ser contreras pero, la verdad, les crean nada. En la práctica no es así, por lo que en El Glouton hemos hecho nuestra propia guía que les ayudará a que el proceso sea menos complicado y doloroso. Así es que prepárense un buen café y siéntense a leer con calma estos nueve pasos.

01 Planeación

Suena obvio, sobre todo si uno justamente está planeando ir a India, pero es algo que van a necesitar en el proceso de solicitud de Visa. Lo primero es tener una idea del tiempo que van a estar en India,  el recorrido que quieren hacer, incluyendo ciudades o pueblos, y de preferencia las fechas tentativas del viaje. Recomendamos ampliamente no tener los vuelos comprados, sino reservados únicamente. Sabemos que es difícil pero si lo pueden hacer, háganlo. Además, va a ser de gran utilidad tener, al menos, el primer hotel al que vayan a caer reservado. Hay varias páginas que permiten reservar hoteles de todo tipo sin hacer ningún pago y, lo mejor de todo, permiten cancelar fácil y rápido a través de su página web o de la aplicación para móviles, por ejemplo Booking.com. Lo único es que siempre hay que recordar que los precios que se ofrecen en estos sitios, al menos los que corresponden a India, muchas veces no son del todo los más baratos. Incluso si es el alojamiento más económico del sitio, siempre habrá más baratos, pero al final es muy útil si uno quiere reservar y cancelar sin costo.
Sobra decir que dentro la planeación necesitarán tener un pasaporte mexicano con vigencia al menos 6 meses posterior a su salida de India.

02 Seleccionar el tipo de Visa que aplica para el viaje

Existen diez tipos de visas para viajar a India, pero para un viaje de mochila, y aunque en la página de la embajada diga otra cosa, debes tomar en cuenta que solo aplican las de turismo (T), tránsito (TR) y entry (X). En la página oficial de la embajada de India en México, las Visas son descritas de la siguiente manera: 

- Turismo (T): Entradas múltiples, válida desde 6 meses hasta 5 años, sujetos a aprobación; no puede ser extendida y no puede hacerse un cambio de tipo de visa.
Costos
- 6 meses, entradas múltiples: $560 MXN / $40 US
- 1 año, entradas múltiples: $910 MXN / $65 US
- 5 años, entradas múltiples: $1,820 / $130 US

- Tránsito (TR): Únicamente aplicable para aquellas personas que necesiten transitar por India en una conexión, pero con un destino final distinto. Tiene una duración de hasta 3 días y solamente por los siguientes 15 días después de ser expedida.
Costos
- 15 días, entrada única o doble: $280 MXN / $20 US

- Entry (X): Teóricamente aplicable a personas de origen indio o casados con una persona de nacionalidad india. Válida de 1 a 5 años, con múltiples entradas y aplicable para estudiar yoga en instituciones reconocidas. Es posible extenderla en India.
Costos
- 1 año, entradas múltiples: $1,680 MXN / $120 US
- 5 años, entradas múltiples: $2,800 MXN / $200 US

Es importante que se seleccione correctamente el tipo de Visa que se requiere desde el momento de aplicar, sin embargo es posible que los oficiales otorguen un tipo diferente, según su criterio, o simplemente la aplicación sea rechazada, todo sin posibilidad de reclamación por parte del solicitante. Además, de ser así, será necesario ir a pagar a la embajada la diferencia de costos. Uno pensaría que si se quiere viajar por razones de turismo no habría porqué solicitar una Visa de otro tipo que no sea turismo, sin embargo no hay que confiarse. En nuestro caso nos otorgaron una Visa tipo Entry, siendo que solamente queríamos ir de turismo, no conocíamos a nadie y no pensábamos tomar ningún curso de meditación ni nada parecido, con el consecuente pago extra.

03 Llenar el formato de solicitud

El siguiente paso es el llenado de la solicitud de forma electrónica. Para ello deberán tener listos todos los datos que ya mencionamos en los puntos anteriores, además del número de pasaporte y datos de contacto en caso de emergencia. Aquí se puede encontrar el formato de solicitud.

Es importante tomar en cuenta que al final del formato se asignará una fecha en la que deberán presentarse en la embajada con todos los documentos necesarios. Esto deberá tenerse muy en cuenta  ya que en ninguna parte de la página de la embajada dice que se necesita una cita, sin embargo no se atiende a nadie sin ella. En nuestro caso se estaban otorgando fechas más o menos diez (10) días adelante, e incluso supimos de algunos viajeros que encontraban el sistema saturado y no se proporcionaban citas, así que hay que tener en cuenta las fechas del viaje y hacer el trámite con anticipación. No vale la pena presentarse sin cita.

No hay que olvidar que el proceso toma tiempo, sobre todo si se requieren documentos extras. En nuestra experiencia, y si el oficial considera que el expediente está completo, un mes y medio de anticipación para empezar con el trámite es suficiente.

04 tomarte las fotos

El siguiente paso es ir a tomarse un juego de fotografías de tamaño pasaporte. No obstante deberán tomar en cuenta que en los requisitos mencionan un tamaño articular de 2 x 2 pulgadas, cuando en cualquier estudio fotográfico el tamaño pasaporte es distinto. Nosotros no quisimos arriesgarnos y las pedimos del tamaño específico. Lo bueno fue que el señor del estudio conocía a la perfección que se trataba para la embajada de India.

05 armar tu expediente completo

Este punto es muy relevante, por no decir el más importante, ya que en ningún lugar del sitio de la embajada se indica con claridad cuáles son los documentos concretos que se deberán presentar. Sin embargo, sobre todo para el caso de un viaje de mochileros, sin guías ni tours prehechos, presentar la documentación completa es fundamental para lograr el visado y, sobre todo, para evitarse vueltas y pérdida de tiempo (y dinero, para el caso).

En cuanto a los papeles que se deben presentar, tanto en la página web como si llaman para pedir información, les dirán que se deben presentar los documentos probatorios de la información que aparece en el formato de solicitud, pero ¿cuáles son estos? En nuestra experiencia, así como en conversaciones con otros viajeros, creemos que estos son los mínimos indispensables, aunque pueden requerirse otros, dependiendo del oficial:

- Formato de solicitud debidamente llenado e impreso. Hay que tener mucho cuidado en imprimirlo correctamente sin que se corte ningún borde ni código, sobre todo en el borde inferior de la página.
- Dos Fotografías no adheridas. Es mejor llevarlas sueltas y dejar que el personal de la embajada las adhiera a su gusto.
- Copia del pasaporte. Grande y claro.
- Boletos de avión confirmados. De ser posible hay que presentar los vuelos confirmados de ida y de vuelta aunque esto es algo truculento. Es posible, como nos sucedió a nosotros, que el trámite se retrase lo suficiente como para tener que postergar la salida e, incluso, cancelarla si no se aprueba la Visa. Así es que nuestra mejor recomendación es tratar de tener vuelos únicamente reservados, que permitan cambio de fechas o que puedan ser cancelados sin costo.
- Itinerario detallado. Es casi seguro que habrá que presentar el itinerario detallado del viaje, incluso si no se pretende ir en un tour, y de preferencia con hoteles reservados. La verdad es que si uno pretende ir a India de mochila, es prácticamente imposible tener un itinerario detallado con hoteles reservados y todo. Hay mil variantes que pueden hacer que las fechas cambien y el viaje se modifique. Al final eso es parte de viajar por cuenta propia. Sin embargo para el oficial de la embajada esto no tiene importancia. Así, nuevamente, nuestra mejor recomendación es hacerse de una serie de reservaciones confirmadas en páginas como Booking.com, presentarlas y después, cuando se tenga la Visa en la mano, cancelarlas.
- Estados de cuenta bancarios. Para mi esto ya es un poco demasiado pasarse de la raya con la vida personal pero bueno, uno hace muchas cosas con tal de viajar. Habrá que incluir en el expediente un comprobante bancario con suficientes recursos para garantizar la solvencia del viaje. En caso de tratarse de una pareja o varias personas viajando juntas, lo mejor es presentar ambos estados de cuenta junto con una carta adjunta que explique que los gastos será compartidos y que se trata de fondos comunes.
- Comprobante de ingresos. Por si no fuera suficiente con presentar las cuentas bancarias, es recomendable mostrar si se cuenta con ingresos mensuales extras para complementar los fondos del viaje.
- Seguro de gastos médicos. Este fue el único documento que nosotros no presentamos y que no nos fue solicitado, sin embargo supimos de varios viajeros a los que si, sobre todo si se trata de adultos mayores, así que no hay que descartarlo.

Finalmente hay que presentar el expediente solo en un juego, sin olvidar que la solicitud deberá estar formada en original por el aplicante, incluso si se está haciendo el trámite por un tercero.

06 Presentarse el día de cita

El día de la cita llegó y deberán tener el expediente listo y armado. Dado que la dinámica en la embajada cambia dependiendo de quien esté despachando en la entrada, nuestra mejor recomendación es llegar a las 9:00 am, y estar dispuesto a pasar toda la mañana ahí, incluso si se tiene cita para otro horario. Si se tiene un poco suerte ese día se dejará pasar a los solicitantes conforme vayan llegando, si no habrá que esperar a la hora de la cita. Es cosa de gustos. Ese día hay que llevar el dinero correspondiente al pago de la Visa, en efectivo, tomando en cuenta que únicamente se aceptan pesos mexicanos y dolares estadounidenses. No es posible pagar con tarjeta.

07 Durante la cita

Ya en la embajada no hay mucho que hacer más que esperar. Hay que tomar en cuenta que uno no se entrevista directamente con el oficial o el cónsul, sino con un empleado de la embajada. Por esta razón el expediente deberá ser lo más claro y preciso posible, además de estar completo completo por supuesto, ya que es muy poco probable que la persona que recibe los papeles explique alguna particularidad al oficial, en caso de ser necesario.

Al final, y si todo está en orden con el expediente, deberán entregarte un comprobante del pago realizado en donde se indicará la fecha de entrega, en caso de que la Visa sea aprobada. Si no es así y hace falta algún documento te indicarán en ese momento, según el criterio del que recibe los documentos, aunque también pueden avisarte otro día, después de que el oficial no haya revisado. Así que deberás estar al pendiente del teléfono que hayas proporcionado. Como recordatorio final hay que mencionar que se quedarán con el pasaporte así que si se pretende tramitar varias Visas habrá que ser paciente. A la fecha de nuestra solicitud la demora para la entrega de Visas ya aprobadas era de aproximadamente diez días.

08 Espera

Es posible que, cuando el oficial revise el expediente, decida que hace falta algún documento extra. En este caso te lo harán saber por teléfono o por correo electrónico y deberás presentarlo a la brevedad para no demorar el proceso. Es importante considerar que si es así, la fecha que te dieron de entrega ya no será válida y te indicarán una nueva hasta que el expediente haya sido completado.
Algo que vale la pena mencionar es que a nosotros nos dijeron que en la práctica no se niegan Visas de turismo, sino que se solicitan más y más documentos extras hasta que el oficial quede satisfecho con la información. No sabemos si esto sea cierto o no, pero en la realidad es que se pierde muchísimo tiempo entregando documentos adicionales por lo que lo mejor es tratar de llevar todo lo más completo posible. Siempre es mejor que sobre y no que falten papeles.

09 Recoger tu Visa

Si no fuiste notificado para entregar ningún documento adicional, lo más probable es que la Visa haya sido aprobada y se puede recoger el día indicado, aunque no está de más llamar un día antes, por la tarde, para confirmar. La entrega de visas es estrictamente después de las 4.00 pm, sin importar el caso, por lo que no vale la pena presentarse antes. Ese día, el único documento que será solicitado es el comprobante de pago en original. No está de más decir que hay que revisar que sea el pasaporte correcto y que la Visa sea la solicitada.


Como consejo final hay que entender que no se trata de un proceso bien establecido y definido, sino que es muy discrecional y depende de las personas que revisan el expediente y de la solidez del mismo (¡e incluso del ánimo de quien lo revisa!). Por esta razón la experiencia en general puede ser muy diferente para cada quien. Nosotros hemos sabido de casos muy sencillos y expeditos, y de otros, como el nuestro, largo y tortuoso. Y bueno, también es posible contratar a un agente para que haga el trámite por nosotros, pero esto no siempre asegura nada y si lo que queremos es ahorrar lo más posible para viajar más tiempo, no es la mejor opción. Finalmente podemos decir, sin duda, que el trámite vale la pena ya que India es un país increíble.

Espero esta guía de El Glouton para obtener la Visa de India les sea de utilidad. Y no olviden que pueden escribir sus dudas o compartir su experiencia en la sección de comentarios. Ah, ¡y no olviden llevar dinero para los parquímetros!