12 octubre, 2014

El Ocio



El ocio. Siempre he sido una persona amante del ocio, lo busco, me gusta tener tiempo para él. Siempre he pensado que las cosas más increíbles y asombrosas de la historia de la humanidad son producto de gente ociosa. Ah! pero ¿cómo puede la ociosidad ser algo bueno? dirán las abuelitas. A lo largo de la historia muchos inventores, filósofos, artistas, escritores y demás personas increíbles han podido sentarse, en tranquilidad, y ponerse a pensar sobre grandes cuestiones cómo el significado de la vida y cosas por el estilo. Otros se han preguntado si Dios existe o han creado nuevas corrientes de pensamiento. Y todo gracias a que tuvieron el tiempo libre suficiente para ponerse a pensar. Algo que el trabajo no siempre permite. Y es que como dijo Thoreau, actualmente el trabajo está altamente sobrevalorado a tal grado que aquel que, ante los ojos de los "workoholics" no está haciendo nada, es un inútil bueno-para-nada. Yo no lo veo así. El ocio permite reflexionar, pensar lo que uno quiere y hacia donde quiere ir. Nos da paz mental y hace liviana la vida. Sin embargo, el ocio frecuentemente está mal entendido. Eso que los italianos genialmente llaman Il Dolce Far Niente, "lo dulce de no hacer nada", es una cosa muy escurridiza. 
En mi experiencia he encontrado que tener tiempo para "ser ocioso" resulta altamente beneficioso para la mente y para el espíritu, en el sentido en el que uno tiene las mejores ideas, encuentra las respuestas más acertadas o nacen los mejores proyectos cuando uno ha dejado de hacer sus tareas obligatorias y ha satisfecho sus necesidades más básicas. Tener tiempo libre, digamos, para entrar en la clasificación del ocio que se tiene en esta era posmoderna.
En fin, que pienso que un mundo ideal debería balancearse el trabajo físico/laboral con el trabajo espiritual y el tiempo libre de forma equitativa. Sería, desde mi punto de vista, la única forma de ser seres humanos plenos. Pero eso es solo lo que yo pienso. 

La foto es una pintura del inglés J.W.Godward que representa fenomenalmente el arte de no hacer nada y que me pareció perfecta para ilustrar este post. 

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